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lunes, 20 de junio de 2011













“EL SANTO DE LOS NARCOS”
Así es como mejor se le conoce, aunque hay quienes afirman que eso es una deformación del culto. Otros dicen que Jesús Malverde nunca existió. He ahí dos extremos de la polémica en torno al bandido generoso.
Los detalles de la vida de Jesús Malverde son muy imprecisos. Hay estudiosos que incluso se atreven a afirmar que nunca existió. 
Jesús Malverde, según versa la leyenda, era una especie de Robin Hood en versión sinaloense que “robaba a los ricos para darle a los pobres”.   Estos reiterados robos contra los grandes caciques de la región provocaron que el entonces gobernador, Francisco Cañedo, ofreciera una recompensa por su captura.
Se cuenta que fue entregado por un compadre, a petición del propio Jesús, pues en ese momento se encontraba herido de bala y sufriendo a causa de la gangrena. Malverde le hizo prometer a su compadre que usaría el dinero de la recompensa para hacer actos benéficos; sin embargo, la promesa no fue cumplida y del compadre y del dinero no se volvió a saber.
Quedó prohibido con un decreto darle sepultura. Se dice que permaneció colgado de un árbol hasta que la cuerda que lo sostenía se rompió y los restos cayeron al suelo. 
Los pobladores de Culiacán empezaron a cubrir el cuerpo de Malverde con piedras, hasta que poco a poco se formó un gran montículo, ya que cada persona llevaba una sola piedra cada vez, y aprovechaba para pedirle algún favor que Malverde concedía en agradecimiento por ofrecerle sepultura a sus restos.
Así nació el culto a Jesús Malverde. El llamado “santo de los narcos”. Que es así como se ha hecho tan popular en la cultura mexicana. Malverde está muy ligado al narcotráfico, aunque se dice que esa es una deformación del culto.
Lo cierto es que personajes como Rafael Caro Quintero y Amado Carrillo Fuentes acudían a la capilla de Malverde con el objeto de agradecer los favores que recibían de parte del “santo de los narcos”. No es extraño encontrarse con bandas que acuden a la capilla e interpretan famosos narcocorridos. Cuentan algunos que las bandas van, por encargo de narcos, y tocan en agradecimiento a Malverde porque se ha pasado droga a Estados Unidos.
La visita a la capilla de Jesús Malverde en Culiacán es obligada para los paseantes hambrientos de morbo. La capilla no es arquitectónicamente muy interesante, pero tiene no sólo en la capilla, sino el culto en general, cierto encanto kitsch. 
En las paredes encontramos placas, que con gran libertad ortográfica agradecen a Malverde por algún milagro. Hay fotos por doquier, de personas que necesitan alguna gracia del santo, dólares pegados en las paredes, ya que también se encarga de velar por los indocumentados que intentan cruzar la frontera. 
A la capilla acuden bandas que interpretan narcocorridos. 
En el centro de la capilla se encuentra el busto de Jesús Malverde, rodeado de una gran cantidad de arreglos florales. En cuanto al busto, Jesús Manuel González, encargado de la capilla, reconoce que no representa la imagen de Malverde, ya que no se contaba con retratos o personas que lo hubieran conocido para que ayudaran a la creación del busto.
Por lo tanto, se hizo a consideración del artesano que lo elaboró, incorporando —cuenta el encargado— rasgos de Pedro Infante y de Jorge Negrete. Factor que Jesús Manuel González considera importante en la identificación de la gente con la imagen de Malverde.
Es “el santo de los narcos”, “el ángel de los pobres”, “el bandido generoso.” Es Jesús Malverde: un santo no canonizado que enfrenta serias discusiones sobre su existencia. Negado por la Iglesia católica, pero aceptado por sus miles de fieles, es convertido en parte fundamental de la religión católico-pagana.




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